La huella hídrica

Después de pasar un otoño y principalmente un invierno con una importante ausencia de precipitaciones, en torno a un 30% por debajo de los valores normales según los registros meteorológicos, se auguraba una primavera con un déficit hídrico en embalses que iba a presuponer la toma de medidas generalizadas de ahorro de agua de manera inmediata.
Hay que señalar que el trimestre Diciembre a Febrero fue muy seco a extremadamente seco a pesar de que el mes de febrero fuera extremadamente frío, pero nada lluvioso ni prolífico en nevadas, considerado el más frío desde 1956 en cuanto al valor medio de las temperaturas mínimas diarias de ese mes. Ahora en Abril la presencia más o menos regular de lluvias hace que la situación se suavice pero no garantiza que el año hidrológico vaya a considerarse normal.

Siempre aparece en nuestra cabeza, cuando se hace un llamamiento al ahorro de agua, nuestro consumo doméstico al utilizar el recurso hídrico para beber, ducharnos, poner la lavadora o regar el jardín entre otras muchas cosas. Este es el llamado consumo directo pero también hay que tener en cuenta nuestro consumo indirecto, es decir, aquel volumen de agua que utilizamos en nuestro alimentación o vestido por ejemplo. Se habla, por tanto, de la huella hídrica definida como el volumen de agua que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos por una persona, una comunidad o una empresa.


La forma de medir nuestra huella hídrica es mediante el concepto de agua virtual. Se trata de una idea de John Anthony Allan, investigador del King's College de Londres y la Escuela de Estudios Orientales y Africanos, que consiste en la cantidad empleada en la elaboración, empaquetación y transporte de los productos de consumo. Es algo similar al llamado Análisis del Ciclo de Vida (ACV) de un producto, proceso o actividad pero que en este caso evalúa el impacto ambiental potencial de un producto durante toda su vida mediante la cuantificación de recursos de entrada (energía, materias primas, agua) y las emisiones ambientales ("salidas" al agua, suelo y aire).

Algunos ejemplos de la huella hídrica: Una camiseta de algodón tiene una huella de 4.100 litros de agua virtual, una hamburguesa 2.400 litros, o una taza de café 140 litros. Si nos fijamos desde un punto de vista nutricional, el contenido de agua de unos tipos de alimentos a otros es distinto y esto es importante a tener en cuenta en las dietas que indican muchos médicos, que consideran también el aporte calórico, de vitaminas y minerales. En general, las verduras, frutas y los lácteos contienen un porcentaje de agua bastante alto, en contraposición con lógica de los cereales, pastas o frutos secos.

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